ARTES Y ESPECTACULOS
Córdoba, República Argentina.
Jueves 24 de junio de 1999.
ENCUENTRO DE LA CANCION
INFANTIL 
La música es un juego de niños
Uno de los momentos más esperados, en lo que va de estas jornadas del
Encuentro Internacional de la Canción Infaltil que se realiza en Córdoba,
fue la presencia del prestigioso conjunto Pro Música de Rosario, que el
martes compartió el escenario con los excelentes músicos del Taller de
los Juglares, de Caracas.
Sería una limitación absurda circunscribir la actividad de estos grupos
al ámbito infantil. Comencemos por decir que se trata de óptimos músicos,
que arreglan y eligen el material con el que trabajan con criterio amplio,
cubriendo todos los aspectos de la música, entendiéndola como el punto
de partida para una infinidad de actividades.
Si bien cada uno de los grupos, más allá del tipo de formación, presentaba
notables diferencias (culturales y estilísticas, por ejemplo), pudimos
ver como la canción infantil puede ser un hilo que une, un factor común
que disuelve fronteras. La canción es vehículo, entre otras cosas, de
identidad. Y los niños de Venezuela y Argentina cantaron, en la voz de
los artistas, personales versiones del Romance de Don Gato.
La primera parte del espectáculo estuvo a cargo del trío venzolano, formado
por Carlos Godoy, Ernesto Tato Ruíz y Bartolomé Díaz, que con guitarra,
cuatro y voces, transitaron un paisaje hecho, en su mayor parte, de canciones
de aquella parte de América.
Sobre los distintos ritmos se van contando historias. La pulga y el piojo,
que podrán casarse, gracias a la colaboración de sus amigos, pero no tienen
en cuenta las cuestiones entre gato y ratón y un montón de cosas que podemos
comprar y acumular Con un real y medio.
Pero como decían los mismos artistas, muchas veces lo que hoy son canciones
infantiles tienen un origen lejano. Es el caso de Por darle gloria a Guzmán,
la canción que hacia fines del siglo pasado sirvió, con fervor popular,
para destituir un gobierno que se prolongaba más de lo debido.
Uno de los momentos más emotivos de esta primera parte fue sin duda el
Credo, una declaración de principios recitada con gran carga expresiva,
provocando un prolongado apluso complice de la sala.
La atención de los niños siguió acaparada con temas tradicionales como
Tengo una muñeca o la venezolana Palomita blanca. No faltaron los aguinaldos,
coplas que se cantan para festejar los días Navidad, Tun tun...quien es,
fue uno de ellos.
Historias para cantar
En la segunda parte el escenario estuvo ocupado por el Conjunto Pro Música
de Rosario. Con su carga de sonidos de todos los tiempos y todos los lugares,
ejecutados con los más variados instrumentos, los niños tuvieron un lugar
enteramente dedicado a ellos mismos. La participación directa es una de
las modalidades preferidas de este grupo, pioneros de género infantil
en nuestro país.
Después de crear un clima de castillo encantado con la canción francesa
El rey Dagobert, los músicos propusieron el primer juego: reconocer los
instrumentos. La tarea no era fácil, visto que se trataba de instrumentos
tales como la bombarda, la sanfonia, el rebec, el buzuki, la viola da
gamba, el cromorno y otros, muchos de ellos extraídos de la música antigua;
pero gracias a la buena explicación proporcionada antes de iniciar a jugar,
los niños (y no sólo ellos), pudieron resolver la cuestión con pleno éxito.
La música siguió con juego de palmas y velocidades.
La división de la sala en tres coros, que dieron lugar a un quodlibet
sobre temas en los que la lluvia era protagonista y los niños continuaban
a superar puebas.
Siguieron tres versiones de Sobre el puente de Avignon, en español, en
francés y en portugues, cada una reflejando características propias. De
alli nació un juego de internalización musical en el que los niños tuvieron
que pagar prendas musicales más de una vez.
No faltaron los característicos Romance de Don gato y la Chacarera de
las toscas, con un final todos juntos, venezolanos y argentinos compartiedo
e impartiendo la música de los niños. En fin, un espectáculo para los
pequeños, que atrae también a los grandes y en el cual todos participan,
aprenden y se divierten.
La música, ese juego de niños, con grupos como estos, recupera toda su
escencia, para convertirese en un gran fuente, en la que se sambullen
todos los niños y, por que no, los grandes también.
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